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Hace unos días saltaba la noticia. Después de 14 años con Calibri como fuente predeterminada, Microsoft ha decidido renovar su catálogo y ha encargado cinco nuevas fuentes personalizadas.
Un dato llamativo en este cambio es el método de selección de la que será nueva fuente predeterminada, ya que serán los usuarios quienes decidan entre las cinco finalistas.
La decisión sorprende, porque cambiar una fuente predeterminada en un sistema como es Microsoft, no es algo baladí, y el trasfondo que tiene es amplio. Tan solo hay que reflexionar un poco para tomar conciencia de la dimensión de este movimiento:
¿Cuántos millones de usuarios utilizan Office en todo el mundo? ¿Cuántos años va a estar vigente la nueva fuente predeterminada? ¿Qué parámetros debe reunir la nueva fuente elegida tanto en pantalla como en papel?
Estas son solo algunas de las cuestiones. Por ello, la sorpresa viene al lanzar esta encuesta pública, porque quizás genera una impresión confusa entre el usuario, en el sentido de dar pie a pensar que este proceso es relativamente sencillo.
Con el fin de conocer más en detalle y con un análisis profesional el tema, hemos consultado a tres voces expertas: Laura Meseguer, diseñadora de tipografías y docente; Íñigo Jerez, director creativo y diseñador tipográfico en Extra! y Extratype; y Andreu Balius, tipógrafo y diseñador de tipografías en Type Republic.
En primer lugar, la cuestión a aclarar es el relevo de fuente. Es decir, primero fue Times New Roman, luego Calibri, que ha estado presente durante estos últimos 14 años.
¿A qué obedecen estos cambios de fuentes? ¿Era necesario cerrar la etapa de Calibri?
Según explica Laura Meseguer, “dada la gran diversidad en la resolución de pantallas, se considera que una tipografía de palo seco o sin remates y de contornos redondeados, como es Calibri, resulta más amable en la lectura que Times, con remates que pueden quedar más o menos desdibujados a tamaños pequeños y dependiendo de la resolución de la pantalla del usuario final”.
Ahora bien, después de 14 años, quizás, no estaba de más renovar ese catálogo. Esto nos lleva a la siguiente cuestión.
¿Qué elementos clave debe tener una nueva fuente predeterminada?
“Creo que en un caso así, donde esa fuente va a aparecer ‘por defecto’ delante de millones de usuarios, y en millones de circunstancias diferentes, la tipografía debería ser lo más neutra posible”, comenta Íñigo Jerez. “Tendría en cuenta y estudiaría con mucho detalle ciertos aspectos técnicos como las proporciones, la abertura, el peso, etc. Pero intentaría desnudarla al máximo para que no tuviese ningún tipo de connotación o matiz”.
Así mismo, Íñigo Jerez matiza: “Otra cosa sería que el encargo fuese: necesitamos una tipografía ‘alegre’ para que el usuario sonría cada vez que abre el Word. En ese caso, después de discutir el briefing intentaría encontrar ese concepto de la manera más sutil posible”.
Sobre esos elementos clave que la nueva fuente predeterminada debe tener, Laura Meseguer recalca: “Que sea muy legible en condiciones extremas”. Y para eso, la tipógrafa nos ofrece una lista con tres cualidades:
1. Sus caracteres han de ser “suficientemente diferenciados (o, a); cosa que no pasa en Tenorite, por ejemplo, y que Seaford y Skeena sí que tienen (para mí estas dos son las más originales)”.
2. Tener un “espaciado óptimo generoso”, dado que “el ojo se acomoda bien a la lectura”.
3. Debería ser “adecuada para muchos contextos, editorial y títulos”, afirma. “Funcional cuando es a tamaño de texto, y elegante y distintiva cuando se usa en títulos. Skeena es la que explora esa cualidad, según mi opinión”.
Foto: Toni Ricart.
La correcta lectura en pantalla es uno de los puntos fundamentales. En este sentido, Andreu Balius indica que para funcionar correctamente una tipografía esta debe tener: – “Una buena altura x (altura minúsculas). – Contraformas abiertas. – Regularidad en el trazo, bajo contraste. – Estructura simple, sin demasiados elementos decorativos o de adorno que supongan un exceso de ‘ruido’ al ser aplicados a cuerpos de lectura. – Un espaciado equilibrado entre caracteres”.
“Todas estas características permitirán que la lectura a tamaños pequeños sea óptima”, recalca. Y añade: “Si una tipografía se aplica a tamaños grandes, para títulos o textos cortos, por ejemplo, no hay tanto problema. Pero para lectura continuada a tamaños reducidos hay que tener en cuenta que las tipografías seleccionadas cumplan con los requisitos apuntados arriba”. Ahora bien, ¿reúnen las 5 opciones que ofrece Microsoft estas características?
¿Hasta qué punto se ajustan las 5 tipografías a las necesidades como fuente predeterminada?
Los puntos de vista, varían. “No me imagino escribir una carta o un mail con una tipografía inspirada en el sistema DIN, que es lo que por ejemplo propone Grandview”, afirma Íñigo Jerez. “No le veo ningún sentido más allá de una situación muy puntual”. “En todos los casos, las tipografías están bien dibujadas. Si me obligasen a votar lo haría por la más sencilla y neutra”.
Y recalca: “De momento, Microsoft va a seguir por detrás de Apple, tipográficamente hablando. Los de la manzana sí han hecho un buen ejercicio de neutralidad y consistencia técnica con su tipografía por defecto”.
Sobre si las nuevas fuentes de Microsoft se ajustan como fuente predeterminada, Andreu Balius apunta: “Cualquiera de las 5 fuentes propuestas cumple con estas premisas. Así que no deberían suponer ningún problema a la hora de funcionar como una tipografía por defecto/predeterminada para la lectura, tanto en pantalla como en papel. Las cinco están bien diseñadas y todas funcionan correctamente”.
“Otro tema es si el carácter/personalidad de estas tipografías es el más adecuado para funcionar como una fuente predeterminada. Pero eso ya son consideraciones de tipo estético que dependerán de los gustos de los usuarios”.
Palo seco vs. romanas
Además, Balius introduce otro matiz: “Lo que sí se puede observar es que todas las propuestas responden a un modelo de letra de palo seco; un modelo de letra que funciona bien en pantalla y a cuerpos de lectura reducidos (en pantalla), a diferencia de los tipos romanos que acostumbramos a leer en las páginas de nuestros libros (novela, poesía…)”.
“Los tipos Tenorite y Bierstadt son propuestas continuistas y cercanas a lo ya existente. Mientras que las tipografías Skeena y Grandview tienen una mayor singularidad formal”, explica Balius. “La tipografía Seaford responde a un modelo de palo seco humanista, a medio camino entre unos y otros”.
Otra cuestión de fondo, es el método de selección de la fuente predeterminada. Microsoft da la opción a los usuarios de testarlas para decidir en los próximos meses cuál debe ser la nueva fuente elegida. Un curioso movimiento, que pone al usuario como un elemento decisor de la elección final, pero que al mismo tiempo suscita dudas. Y ahí nuestra última pregunta a los expertos:
¿Consideras apropiado el método elegido por Microsoft para decidir su fuente?
“El criterio de selección es solo una campaña de marketing”, explica Íñigo Jerez. “Sí podría tener sentido hacer un estudio o sondeo para extraer conclusiones, y después hacer un encargo. Aunque en un caso así las conclusiones las podríamos deducir, podría llegar a ser interesante. Pero las subastas o votaciones posteriores a proyectos ya realizados, me parecen solo una manera de hacer ruido y llamar la atención”.
También rotundo se muestra Andreu Balius ante el sistema de selección:
“Creo que cualquier usuario debería tener derecho a seleccionar la fuente predeterminada cuando utiliza un programa —el que sea— y no que ya le venga impuesto”. Ahora bien, “el hecho que Microsoft permita que ahora la gente decida a una de entre las cinco como tipografía predeterminada no es más que un ejercicio de aparente democratización de la ‘tiranía del software’ que representa la firma Microsoft”.
En todo caso, “si es el usuario quien puede decidir su propia fuente por defecto de entre las cinco, me parece mucho mejor, claro”, recalca. “Pues, ya que todos los diseños están bien realizados (todas funcionan bien), se trata de una cuestión meramente estética, de gusto personal”.
“En ese caso, las cinco propuestas ofrecen un abanico bastante diverso, dentro de la convencionalidad que ha de tener una fuente predeterminada, que ha de funcionar correctamente en pantalla y en papel”, concluye Balius.
¿Qué es lo siguiente?
Habrá que esperar para conocer la fuente predeterminada elegida. Las cinco familias ahora están disponibles a través de la nube en las aplicaciones de Microsoft 365. Por supuesto, si tienes curiosidad, puedes usar las fuentes y testarlas, para a posteriori indicar cuál te gusta más.
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