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Publicado el 27/04/2023 - Actualizado al 24/11/2023 · 11 min read
Hoy 27 abril es el Día Internacional del Diseño. Una oportunidad para reconocer el valor del diseño y su capacidad para efectuar cambios con impacto positivo en la sociedad.
Nos unimos a la celebración y al análisis junto a profesionales con amplio reconocimiento en el sector de España y Latinoamérica a quienes hemos invitado a responder a la siguiente pregunta: ¿Cuáles son los desafíos de futuro desde el punto de vista del diseño?
En el contexto actual, la AI ha sido la gran protagonista. Y por supuesto, todo lo que implica esta herramienta: disrupción, aceleración de procesos y ciclos de cambio. Pero que nadie se equivoque, porque en el análisis va unido de otros aspectos igual de relevantes: construir un mundo más humano, más bello, más sensible, más focalizado en las necesidades de las comunidades. También más ético, más empático y más responsable. Incluso la reivindicación de lo físico, los que es palpable, frente a lo etéreo del universo digital.
Hombre y máquina unidos en busca de la autenticidad. Y aquí tenemos la mejor herramienta: la creatividad y la innovación para resolver problemas cada vez más complejos, para aportar valor real.
Pero esto es solo un resumen. Mejor dejamos a quienes viven el diseño en el día a día que nos cuenten esos desafíos en primera persona. Nuestro agradecimiento a todos por participar:
Si la pregunta hubiera sido hace un año, me hubiera enfocado en la visibilidad, notoriedad, empatía, trascendencia, que me parece que son fundamentales, pero no puedo evitar agregarle un componente que en los últimos meses nos bombardea mañana, tarde y noche. Y eso es la AI.
Entonces, el desafío que tenemos ahora es utilizar la inteligencia artificial, como una herramienta que nos ayude (como tantas otras que venimos usando) y no confundirnos con que la vida está resuelta porque podemos generar imágenes poderosas en 5 segundos.
La inmediatez se puede convertir en un arma de doble filo. Solo espero que no nos volvamos flojos, sería lo menos “inteligente.”
El diseño, como bien lo plantea el International Council of Design en su tema Peace, Love, Design, tiene la capacidad de generar cambios positivos y la responsabilidad de impulsarlos.
En el mundo del diseño, como en tantas otras disciplinas, la proliferación de Inteligencias Artificiales generativas es el tema del momento, el enorme elefante (con dedos extraños) del que es imposible no hablar.
Sin embargo, si logramos dejar a un lado las narrativas apocalípticas, este elemento radicalmente disruptivo puede asumirse como una excelente oportunidad para explorar, como buenos cyborgs que ya somos desde hace décadas, cómo queremos emplear las nuevas herramientas a nuestra disposición para la construcción de un mundo más humano. Al final es la meta última de un buen diseñador: mejorar el mundo. El gran reto entonces es estar dispuestos a tomarnos el tiempo para reflexionar y actuar de manera informada, empática y con visión a largo plazo.
Habitualmente confundimos diseño con una expresión gráfica o una ejecución táctica siguiendo tendencias. Nada más lejos de la realidad, el diseño es el proceso para encontrar insights que resuelvan problemas, para retar y cambiar comportamientos, y para crear un impacto positivo en la sociedad con soluciones innovadoras a todos los niveles.
Alguna vez escuché a alguien decir que “Dios es diseñador». Debemos estar orgullosos, tenemos la herramienta más potente para inspirar, ser disruptivos y cambiar el mundo de forma positiva.
El gran desafío que tenemos hoy en día es elevar el discurso de lo que realmente significa “diseño” en la mente de nuestros clientes y de la gente en general, sin olvidarnos también de nosotros los diseñadores.
Actualmente, los desafíos que afronta el diseño tienen que ver, sobre todo, con el desarrollo de las nuevas tecnologías y con las nuevas funciones que adquieren las marcas, tanto para los negocios como para la sociedad.
Existen marcas que ya no están limitadas a un sector concreto, sino que responden a diversas necesidades de los consumidores (por ejemplo, Apple, Amazon, Nike), ¿qué papel juega el diseño en esta expansión?
La sostenibilidad y la inclusión se suman, sin duda, a las expectativas que las personas han puesto en el diseño y creo, personalmente, que es nuestra responsabilidad crear marcas y productos que cumplan con estos estándares.
Todo ello en un entorno de continuas novedades tecnológicas (sobre todo, en lo referido la Inteligencia Artificial) que, en el fondo, no dejan de representar nuevas herramientas para las ideas, que siempre han sido el motor y guía de cualquier diseño, y que siguen siendo nuestras.
Es inevitable hablar de inteligencia artificial, metaverso, cambio climático y todas las poderosas fuerzas que están en juego, avanzando a un ritmo vertiginoso. Hoy en día, el futuro parece más incierto que nunca, y nos enfrentamos a tiempos de crisis interminables, ansiedad y fragilidad.
En este contexto, el buen diseño desempeña un papel crucial, creando signos que nos permiten comprender la realidad, expresarla y, en última instancia, facilitar nuestra vida diaria. Su objetivo es llevarnos desde una situación existente hacia un futuro más prometedor.
Por ello, es fundamental diseñar con sensibilidad, empatía y autenticidad frente a la ola de artificialidad. Todos estos son rasgos humanos que una IA no puede ofrecer (al menos aún). Podemos utilizarla como herramienta para agilizar procesos, pero la IA siempre tendrá sus límites. La realidad siempre supera la ficción. Lo humano siempre supera lo artificial.
Es vital elevar el diseño sostenible, entendido desde la perspectiva de la atemporalidad. Si algo perdura en el tiempo, está bien diseñado: es bello, útil y facilita algún aspecto de nuestras vidas cotidianas, generando disfrute, emoción y estableciendo un vínculo emocional.
Los estilos de vida están cambiando a gran velocidad y el diseño debe dar respuesta a las nuevas necesidades y deseos sociales. Por lo que su futuro a corto plazo pasa por el de facilitar nuevas formas de vida sin olvidarse de afrontar los desafíos de la accesibilidad universal, la inclusión o idear nuevos productos, servicios, marcas y modelos que promuevan una sociedad más justa y libre.
Por otra parte, la comunidad internacional del diseño debe superar el User Centered Design y asumir los principios del Life Centered Design. Es decir, debemos superar el objetivo de atender a las necesidades de un individuo estándar para focalizarnos en las necesidades de las comunidades (un grupo más amplio de individuos) y de los entornos. Con ello, el diseño será una de las disciplinas que eviten el colapso de recursos al que, en breve, se enfrenta la humanidad si no se actúa rápido. Por eso, tal vez el mayor desafío de futuro al que se enfrenta el diseño, es el de repensarse para ser una profesión que asuma su responsabilidad ética y promueva cambios positivos significativos.
La sensación generalizada es que se avecina un cambio drástico en la industria y los cambios son momentos de oportunidad para evaluar y redefinir.
Es necesario hacer un ejercicio de honestidad, tanto por parte de las marcas como de los diseñadores, y focalizar nuestros esfuerzos en encontrar soluciones que aporten valor real a las audiencias tanto a nivel individual, como atendiendo a los múltiples desafíos sociales que necesitan de una respuesta.
La tecnología no es la respuesta, sino una herramienta. La creatividad toma un rol indispensable para resolver problemas cada vez más complejos y nuestro desafío como diseñadores consiste en volver a creer en el diseño como agente de cambio.
La oportunidad reside en diseñar desde un prisma estratégico, valorar y definir las implicaciones más allá del píxel o el vector de turno, considerando el ecosistema alrededor de nuestro trabajo para realmente generar un impacto real y sostenible.
The Valuable 500 es un buen ejemplo donde la identidad y la experiencia se nutren y al mismo tiempo elevan la visión estratégica de la marca, buscando acelerar la inclusión social de personas con discapacidad de forma tangible, aportando valor al negocio.
El desafío más grande de futuro para el diseño es la autenticidad. La representación auténtica y genuina de los valores de las compañías, productos, instituciones o acciones y campañas con las que trabajamos. Dicen que el mejor truco que tiene el diablo es convencernos de que no existe. Hoy parece que hablar de autenticidad no es lo más relevante. Aún así, todos los retos que se nos presentan plantean dificultades en este sentido.
La persecución miope de beneficios, las esperanzas desmesuradas y los miedos que nos provoca la inteligencia artificial, la necesidad de proponer mensajes duraderos de calado más profundo… Todo ello pide de nosotros como diseñadores la sensibilidad para representar de forma auténtica y bella el valor subyacente del bien humano. Conectar lo ético con lo bello. Ése es nuestro mayor desafío. No es un reto pequeño. Ni nuevo. Es quizá desde hace mucho tiempo, el único reto que realmente importa.
Olga Llopis, fundadora y socia directora de Comuniza
El diseño gráfico está delante de grandes desafíos, pero querría distinguir dos enfoques distintos: los desafíos de nuestro sector son distintos a los desafíos globales que podemos responder como sector.
Soy consciente que tenemos grandes desafíos que afectan a nuestra actividad profesional, como la digitalización y la emergente AI, que va a transformar sustancialmente muchos de nuestros procesos de trabajo y habilidades profesionales. Con el avance de la tecnología, hay quien augura que algunos trabajos de diseño gráfico pueden ser automatizados. Este mantra frivoliza qué hacemos realmente y puede confundir a algunas personas y sectores económicos. Como ya hemos hecho en el pasado varias veces, debemos encontrar formas de agregar valor a través de la creatividad y la innovación.
Por otro lado, quiero destacar los desafíos globales a los que podemos dar respuesta desde el diseño. Aquí tenemos una gran responsabilidad y una gran fuerza transformadora. Pienso, por ejemplo, en la personalización, la sostenibilidad o la responsabilidad. La personalización nos obliga a ser capaces de crear marcas y diseños flexibles y adaptables, que puedan ajustarse a las preferencias individuales de cada usuario, con toda su diversidad y necesidades. La sostenibilidad estará en el corazón de lo que hacemos como sector, pues tenemos un fuerte impacto ambiental en lo que hacemos y en lo que dinamizamos. Más duradero, más reutilizable y más responsable serán conceptos aún más clave.
Pese a la envergadura de los retos que tiene internamente nuestro sector, la fuerza transformadora que tenemos para responder a las grandes cuestiones globales es enorme. Y como sector debemos estar en esa respuesta con talento, creatividad e innovación.
Desde el lanzamiento del iPhone y las tiendas de aplicaciones, hemos visto que la disrupción se ha acelerado. La tasa de supervivencia de las empresas se ha reducido dramáticamente y muchas de las marcas o productos que utilizaremos en los próximos años ni siquiera existen.
Todo esto ha tenido consecuencias inesperadas como la irrupción de las redes sociales y un cambio radical en las expectativas de consumidores, empleados o ciudadanos. La llegada de la AI no va a hacer más que acelerar todas las cosas, y no hemos podido estar más equivocados en los empleos que pensábamos que iban a sustituir. Todas las profesiones creativas se van a tener que redefinir rápidamente.
Por todo ello, como diseñadores debemos de ser conscientes de las consecuencias de nuestros diseños. El diseño es una herramienta muy poderosa, y todo poder, conlleva una responsabilidad. El principal reto del diseño consistirá en predecir su impacto medioambiental, en los empleos o en la felicidad de las personas.
Por último, intuyo que va a ver una reivindicación o revival muy fuerte de los productos tontos o no conectados, de todo lo físico. Con lo que como diseñador me centraría en diseñar esta parte de la experiencia, ya que el resto del planeta parece que está absorbido entre mundos virtuales, inteligencias virtuales y redes sociales.
Lo más complejo y el foco deberá ser reducir la brecha entre el hombre y la máquina (AI), que la segunda signifique el puente definitivo para explotar el potencial creativo humano. Un vals en sincronía constante, sin límites.
El diseño como lo entendemos hoy está a punto de cambiar, la irrupción de la Inteligencia Artificial será un hito que obligará a los diseñadores a reinterpretar sus funciones, re-aprender metodologías consagradas y transformar sus procesos creativos actuales.
El miedo que se percibe en la industria debe dar paso a la sensibilidad, debemos encontrar las áreas de oportunidad (que las habrá). Acá lo más complejo consistirá en reducir considerablemente la brecha entre el hombre y la máquina, que ésta signifique el puente definitivo para explotar el potencial creativo humano, bailar un vals en sincronía constante, sin límites conocidos.
Hoy más que nunca, la máquina al servicio del hombre.
El diseño ha dejado de ser una profesión específica ejercida por un equipo de personas concretas. Hoy el diseño está en todas partes, en los productos, las organizaciones, las experiencias… Por lo tanto, el diseño y los diseñadores forman parte de equipos multidisciplinares complejos. Esa es una magnífica oportunidad, pero también acentúa el riesgo de convertir el diseño en una commodity, en una pura herramienta funcional.
Vivimos rodeados de información, de opciones y herramientas que cambian constantemente. Eso hace que a veces nos perdamos en las posibilidades técnicas y caigamos en lo efectista, sin una reflexión previa de qué queremos conseguir y por qué.
Si queremos que el diseño —y los diseñadores— sigan aportando valor real en los próximos años deberemos escapar de la pura técnica (la IA siempre será mejor y más rápida para eso) y recuperar una mirada más personal, humanista y pasional por encima de la herramienta que estemos usando en ese momento.
¡Feliz Día Internacional del Diseño!
Los orígenes del Día Internacional del Diseño se sitúan en 1991, si bien no fue hasta 1995 cuando tuvo alcance internacional. Este día conmemorativo surge de un concepto desarrollado por Kim Paulsen, en la vicepresidencia de Icograda entre 1993 y 1995, para conmemorar la fundación del Consejo el 27 de abril de 1963. Hasta 2020, este evento se celebró como Día Mundial del Diseño. Ahora se celebra como Día Mundial del Diseño de la Comunicación. Este 2023 el lema es el ‘Paz. Amor. ¡Diseño!’.
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