El logotipo es una pieza fundamental en la identidad de una marca. Es la imagen visual que representa a una empresa y la distingue de la competencia. Huyamos del me gusta y no me gusta. Evitemos los juicios vacíos. Vayamos un paso más allá: identificar un buen logotipo requiere de una evaluación técnica y analítica.
En este artículo exploraremos en mayor detalle los criterios clave. No te lo pierdas, porque en las próximas líneas haremos un repaso por los elementos clave en la calidad de un logotipo. Para ello seguiremos los criterios de Norberto Chaves y Raúl Belluccia en su libro La marca corporativa, gestión y diseño de símbolos y logotipos. Es un libro de poco más de 100 páginas en el que analizan en detalle un concepto crucial: los logotipos de alto rendimiento.
Nos parece un libro imprescindible en tu biblioteca, porque si conoces qué factores hacen que un logotipo sea bueno será más fácil que tú puedas crear los tuyos. Vamos allá.
Elementos clave de un logotipo
Norberto Chaves y Raúl Belluccia hacen una recopilación de 14 elementos clave, que analizaremos brevemente en este artículo. Toma este repaso como un punto de partida, porque también te recomendamos el libro.Definir el tipo de identificador
Cuando hablamos de identificador estamos refiriéndonos a varias posibilidades. Y cada una de ellas es diferente: logotipo puro, logotipo con accesorio, logotipo con símbolo, símbolo solo, logo-símbolo o logotipo con fondo… Son posibilidades distintas. El primer paso de un profesional del diseño es decidir qué tipo de identificador visual funciona mejor a una organización específica y sus objetivos, teniendo en cuenta la competencia y otros parámetros.
Coherencia y compatibilidad semántica
La función principal de un logotipo es identificar, es decir, reconocerse en el espacio público y distinguirse respecto a la competencia. Es la función básica, especialmente en la fase de implantación. Luego vendrán las fases de naturalización y consagración, cuando el logotipo ya actúa como representación total de la organización, producto o servicio. Es el caso de grandes marcas históricas e icónicas, que no lo son solo por la creación, sino sobre todo por el tiempo transcurrido.
Por eso, en este punto la clave es que el identificador de una marca no haga referencias explícitas a significados incompatibles o contradictorios con la identidad de la organización. La elección de colores, tipografías y elementos visuales debe ser coherente con la identidad global de la marca. Un logotipo que mantiene esta coherencia fortalece la conexión emocional con los consumidores y genera confianza. Pero fíjate bien: en la actualidad, existen muchos signos que no aluden a nada o que se refieren a cosas totalmente diferentes y alejadas de la identidad de la organización.
Versatilidad, adaptabilidad, escalabilidad y legibilidad
Un buen logotipo debe adaptarse a diferentes tamaños y formatos sin perder su integridad visual. Con los entornos digitales esta exigencia ha crecido, y esperamos que siga creciendo con los nuevos medios como el diseño espacial o la realidad inmersiva.
Un logotipo debe funcionar tanto en versiones a gran escala, como en aplicaciones más pequeñas, como tarjetas de presentación o iconos de redes sociales. Además, debe ser efectivo tanto en blanco y negro como en color, y funcionar en diferentes fondos y contextos, siempre de acuerdo con el manual de marca. La versatilidad del logotipo garantiza su consistencia visual y su reconocimiento en cualquier medio.
Un logotipo debe ser legible y comprensible incluso en tamaños pequeños. Es la clave: identificar. La tipografía y los elementos gráficos deben conservar su claridad y no perderse en dimensiones reducidas. Además, el logotipo debe ser escalable sin perder calidad, asegurando su nitidez y detalle en cualquier tamaño. La legibilidad y escalabilidad garantizan que el logotipo sea reconocible en diversos contextos, ya sea en una valla publicitaria o en un sello diminuto.
Aquí también influyen, y mucho, las condiciones de percepción por parte del público. Una reproducción precisa de los elementos visuales no garantiza una percepción visual perfecta, ya que se deben considerar todas las condiciones de lectura. La lectura puede ocurrir en diferentes contextos: fijos o en movimiento, a distancias cortas o largas, a velocidades lentas o rápidas, en tamaños muy pequeños o muy grandes, etc. Por ejemplo, si se espera que un logotipo sea legible a distancia, es crucial que su legibilidad sea óptima, tal vez mediante el uso de colores corporativos llamativos, ya que estos son los primeros elementos perceptibles para el ojo, incluso antes de la forma gráfica. En consecuencia, los diversos elementos de un logotipo deben facilitar al máximo su legibilidad para que el mensaje sea correctamente captado.
Y esta versatilidad imprescindible también implica la capacidad de adaptarse fácilmente tanto a mensajes comerciales como corporativos, sin perder coherencia. Además, debe ser capaz de vivir en diferentes tipos de mensajes (festivos, serios, distinguidos e incluso frívolos) según sea necesario. Sin embargo, la verdadera versatilidad va más allá. Sucede cuando un logotipo puede adaptarse incluso a una nueva línea de negocio en un sector completamente diferente al previsto inicialmente en su concepción.
Singularidad
Un logotipo exitoso debe ser único y distinguirse de los demás. La clave es evitar el riesgo de confusión, que es el filtro legal para registrar una marca.
Evitar elementos genéricos o clichés es esencial para destacar en un mercado saturado. La originalidad captará la atención del público y ayudará a construir una identidad sólida. Un buen ejercicio para evaluar la originalidad de un logotipo es realizar una búsqueda exhaustiva para asegurarse de que no se asemeje a otros existentes.
En una reciente entrevista en El Publicista, el maestro José María Cruz Novillo afirmaba «llevamos ya demasiado tiempo viendo cómo, des de algunos ámbitos de la profesión, se está tratando a la identidad visual como un elemento secundario en los proyectos de branding. Los resultados de ese error saltan a la vista. No hay más que ver algunos de los últimos rediseños que se están produciendo en míticas marcas de moda, que están pasando de tener identidades visuales llenas de personalidad a otras insignificantes e indistinguibles de la competencia. Como suelo decir, la mayor cualidad de un signo es su significancia. Por lo tanto, lo peor que le puede pasar a un signo es ser insignificante».
Igualmente, el grado de singularidad requerido varía según el tipo de empresa o institución. Por ejemplo, un banco quizá necesita un nivel medio-alto de singularidad en su identidad, mientras que una compañía telefónica requiere un nivel muy alto. En contraste, un hospital, por ejemplo, puede depender principalmente de la singularidad de su nombre, por lo que el grado requerido puede ser relativamente menor.
Pregnancia
La pregnancia es la capacidad de una forma para ser asimilada y recordada. La velocidad con la que un signo se graba en la memoria de los públicos es crucial y está influenciada por la simplicidad, la armonía y la coherencia de las formas, así como por su composición lógica. Este parámetro es esencial para lograr posicionamientos de forma rápida y rentable. La capacidad de recordar un logotipo en nuestra mente es mucho menor de lo que pensamos.
Por lo tanto, la capacidad de un logotipo para ser reconocible y memorable es crucial para permanecer en la mente del espectador. La originalidad, la simplicidad y la claridad desempeñan un papel fundamental en este objetivo. Un logotipo con pregnancia permite a los consumidores identificar rápidamente la marca en cualquier medio.
Vigencia y atemporalidad
Un buen logotipo debe ser duradero y resistir el paso del tiempo, evitando tendencias pasajeras o modas visuales que puedan hacerlo obsoleto en poco tiempo. Un diseño atemporal permite que la marca mantenga su relevancia a lo largo de los años. Un logotipo duradero es aquel que puede adaptarse a cambios mínimos sin perder su esencia.
Sin embargo, ¿es posible evitar que un logotipo se vuelva obsoleto y conservar su relevancia a lo largo del tiempo? Resulta interesante observar cómo hay ejemplos de símbolos que siguen siendo actuales a pesar de haber sido creados hace décadas, mientras que otros, concebidos recientemente, rápidamente quedan obsoletos. Esto plantea el desafío de conferir atemporalidad a un nuevo emblema, al mismo tiempo que se exige originalidad y una clara diferenciación de cualquier otro signo existente.
Suficiencia
Un buen logotipo se caracteriza por su capacidad de identificar la marca de manera clara y concisa. La simplicidad juega un papel fundamental al evitar el exceso de elementos y detalles visuales que puedan dificultar su comprensión o reconocimiento. Al simplificar el diseño, se logra una identificación rápida y una fácil memorización.
Por lo tanto, es esencial que los signos utilizados sean suficientes (de aquí la suficiencia) para satisfacer las necesidades de identificación de la marca. Sin embargo, es importante tener cuidado para evitar cualquier elemento innecesario que pueda generar confusiones. La selección cuidadosa de los elementos y su disposición en el diseño deben estar en armonía con la esencia de la marca. La suficiencia implica utilizar únicamente los signos necesarios para satisfacer todos los usos identificatorios de la marca en cuestión.
Conclusiones: las claves de un logotipo de calidad
Aquí tienes un resumen de las claves de un logotipo de calidad. Hemos sintetizado las claves que proponen Norberto Chaves y Raúl Belluccia para evaluar la calidad de un logotipo.
Definir el tipo de identificador: Se debe decidir qué tipo de identificador visual funciona mejor para una organización, teniendo en cuenta la competencia y otros parámetros.
Coherencia y compatibilidad semántica: El logotipo debe ser coherente con la identidad global de la marca, evitando referencias incompatibles o contradictorias.
Versatilidad, adaptabilidad, escalabilidad y legibilidad: El logotipo debe adaptarse a diferentes tamaños y formatos, ser legible incluso en dimensiones reducidas y funcionar en diferentes fondos y contextos.
Singularidad: El logotipo debe ser único y evitar elementos genéricos o clichés para destacar en un mercado saturado.
Pregnancia: El logotipo debe ser asimilado y recordado fácilmente, siendo simple, armónico y coherente en su composición.
Vigencia y atemporalidad: El logotipo debe resistir el paso del tiempo, evitando tendencias pasajeras y modas visuales.
Suficiencia: El logotipo debe identificar la marca de manera clara y concisa, evitando elementos innecesarios que puedan generar confusión.
Muchos éxitos en tu siguiente proyecto de identidad visual. Estas claves te ayudarán a concebir un trabajo más coherente, versátil, único, memorable, atemporal y suficiente. Mucha suerte.
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